Hoy es un dia maravilloso y en devocionalesrd nos complace bendecirle con este post que me envian espero sea de mas bendiciones. El Padre celestial tiene un plan grandioso para la vida de cada uno de sus hijos, y puede resumirse en la palabra santificación . Si usted nunca ha estado seguro del significado del término, no es el único; muchas personas no tienen clara su definición. Pero los creyentes debemos entenderlo, pues esa palabra nos define. En su forma verbal -- santificar -- el término significa "hacer santo" o "apartar". Por eso, cuando algo es santificado, es apartado de su uso común anterior y dedicado a propósitos sagrados. El Antiguo Testamento menciona varias cosas que el Señor santificó entre ellas: el séptimo día y a la tribu de Leví como sacerdotes, e incluso consagró lugares como el lugar santísimo dentro del tabernáculo (Gé 2.3; Nm 3).
Mi nombre es Brian Boyle, y soy la prueba de que los milagros suceden. Un mes después de que me gradué de escuela secundaria en 2004, yo llegaba a casa de la práctica de natación y me ví Involucrado en un accidente fatal con un Camión e Basura. El impacto de la violenta colisión destrozó mi corazón en mi pecho, destrozó mis costillas, la clavícula, la pelvis, colapsarón mis pulmones, causando daños a cada órgano, mis riñones e hígado dejaron de funcionar, mi bazo y vesícula biliar tuvieron que ser removidas, resultando en la pérdida de El 60% de mi sangre, graves daños a los nervios de mi hombro izquierdo, dejandome en coma siendo sostenido por equipos electronicos y medicos durante más de dos meses en el Prince Georges Hospital Center en Cheverly, MD. No tengo una memoria del accidente, o de los pocos días antes de la fecha del accidente. Lo primero que recuerdo después de la colisión y que aún está vivo en mi mente hasta el día de hoy, era estar en un gran tubo de color
Encrucijadas Finales de junio de 1940: al sur del río Loira, lo que quedaba de las tropas francesas se batía en retirada para escapar del cerco de los enemigos. Era de noche. Con los faros apagados, los vehículos se seguían a paso lento. Se dio una única consigna: no perder de vista al que iba adelante. Pero desde la partida, una camioneta llena de soldados quedó inexorablemente atrás, porque no podía recorrer más de 30 km por hora. El joven graduado que era responsable de dar las órdenes al conductor desconocía el camino, no tenía mapa y sólo sabía que detrás de él 300 vehículos dependían del suyo. En el primer cruce, ¿qué hacer? El joven cristiano oró a Dios para que le ayudara a asumir su responsabilidad… Hubo muchas encrucijadas, y cuando por primera vez la columna de adelante se detuvo, felizmente pudo ser alcanzada por la vieja camioneta. ¡Cuántas oportunidades tiene el creyente para pedir al Señor Jesús que guíe su cam